Gracias a una exposición que visité ayer sábado, descubrí la gran figura de Lucio del Valle, hasta ahora desconocido para mí. Aunque subliminalmente si que le conocía ya que alguna que otra vez había pasado por su calle, cercana a mi domicilio, pero nunca se me había ocurrido preguntarme quién era. Gracias a esta exposición he indagado un poco más en su vida.

    La exposición «Lucio del Valle (1815-1874).Ingeniería y fotografía» se encuentra en la Sala de las Arquerías del Ministerio de Fomento desde el pasado 3 de marzo hasta el próximo 20 de marzo. Está organizada conjuntamente por el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Demarcación de Madrid, Cátedra Demetrio Ribes UV-CITMA y la Fundación Juanelo Turriano. Esta muestra se intregra dentro del programa de actos de la Semana de la Ingeniería de Caminos en Madrid 2015.

    A continuación, os escribo sobre lo que he podido encontrar sobre su vida, obra (y milagros???), acompañado de algunas fotos que pude sacar en la exposición.

    Lucio del Valle y Arana fue ingeniero de Caminos y arquitecto, por lo visto simultaneó ambas carreras, algo impensable por lo menos para mí, si ya cuesta estudiar una, como para estudiar dos a la vez. Fue de los más influyentes y brillantes del siglo XIX. Proyectó y dirigió importantes obras públicas como la Carretera Madrid-Valencia, por las Cabrillas; el abastecimiento de aguas a Madrid, conocido como Canal de Isabel II; la Gran Reforma de la Puerta del Sol (Ensanche de la Puerta del Sol), o los faros metálicos del delta del Ebro. Toda su carrera profesional la realizó para el Estado; empleando presidiarios en las grandes obras, con el fin de abaratar costos. Su labor fue recompensada en vida con distinciones y reconocimientos. Es de destacar el uso que hizo de la fotografía de obras públicas como documento didáctico y de difusión. Falleció ocupando el cargo de Director de la Escuela de Ingenieros de Caminos.

Carretera Madrid-Valencia

A finales de 1840, apenas acabada la carrera, fue destinado a Valencia. En los 10 años que duró en este destino, ejecutó sus primeros trabajos de relevancia, consolidándose como uno de los ingenieros más notables del momento. En el trazado de la carretera de Madrid a Valencia, proyectó y ejecutó el gran puente sobre el río Cabriel en las cuestas de Contreras. Este tramo salvaba un gran desnivel de terreno hasta llegar al fondo del valle donde se cruza el citado río. El puente de 86,80 metros de longitud, fue apodado el «ciempiés», debido a sus numerosos pilares a modo de patas. Fue considerado en su día como un modelo de proyecto y ejecución. En este proyecto Lucio del Valle utilizó por primera vez en su carrera más de 1.000 presidiarios como empleados de construcción, obteniendo óptimos resultados, lo que le llevó a repetir este método en varios de sus proyectos. Y hacia 1850, se preocupó personalmente de que se fotografiasen las construcciones del trazado, dando muestras de una gran visión de futuro. De esta forma podemos disfrutar de una serie de daguerrotipos de los trabajos realizados, que debieron ser el primer reportaje fotográfico español de una obra pública.

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Canal de Isabel II

    En el año 1851 comenzó las obras del Canal de Isabel II. Justo en esa época es nombrado subdirector de la empresa madrileña, y regresa a Madrid. Sus trabajos toman como partida los proyectos sobre la conducción de aguas a Madrid elaborados por los ingenieros Juan Rafo y Juan de Ribera. Los comienzos de las obras hidráulicas del Canal indican que va a prepararse una gran obra; una de las más importantes del siglo XIX. Durante unos seis años se emplearon cerca de un par de millares de presos, y un millar y medio de obreros libres en las obras. Todos ellos ayudados, de forma novedosa, por máquinas de vapor. Algunas de las obras diseñadas por él fueron importantes como el Pontón de la Oliva, en Patones, obra de gran monumentalidad. Al igual que el acueducto de la Sima (cuyo diseño fue realizado por Lucio en el reverso de un sobre), o el afamado acueducto de Las Cuevas. Tras muchas complicaciones en el mes de junio de 1858, la reina Isabel II inauguraba el abastecimiento de agua de Madrid con la apertura de una gran fuente provisional en la calle de San Bernardo. La fuente ofrecía un potente chorro de agua que se elevaba cerca de una treintena de metros. En este caso, para dejar constancia del proyecto, contrató a un fotógrafo inglés , que realizó durante varios periodos de tiempo vistas fotográficas de las obras más importantes del trazado.

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Ensanche de la Puerta del Sol

    En 1857 fue nombrado Director facultativo de las obras de reforma de la Puerta del Sol. Una vez más se le encomendó un proyecto importante y polémico, al que supo aportar toda su experiencia y su doble faceta como arquitecto. En ese momento, la Puerta del Sol no era una plaza al uso, sino solo una calle ancha a la que confluían numerosas calles y callejuelas que formaban un cuello de botella, difícil de transitar. Esta situación era impropia para una ciudad cosmopolita como Madrid. Tras varios proyectos polémicos, que ninguno se llegó a ejecutar, Lucio del Valle, en unión con Ribera y Moret, presentaron un nuevo proyecto que zanjó la cuestión y fue el que se realizó y el que ha llegado hasta nuestros días. Se ampliaba la superficie de 5.069 m2 hasta 12.320 m2, dándole una forma semicircular enfrente de la Casa de Correos, rematando el conjunto con una gran fuente central. Esta fuente fue la misma que había proyectado para la inauguración del Canal de Isabel II, y que instaló en la calle San Bernardo. Las obras fueron a buen ritmo y en 1862 estaban concluidas. Siguiendo su costumbre, Lucio del Valle encargó de nuevo al mismo fotógrafo inglés que hiciera varias fotografías de la situación de la plaza antes y después de la reforma, donde se pudieran apreciar las mejoras obtenidas. Tras el ensanche de la Puerta del Sol, el ayuntamiento solicitó sus servicios para las obras de alineamiento de las casas de Madrid.

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Faros marítimos

    Entre sus obras más representativas hay que recordar los faros metálicos del Delta del Ebro, en especial el faro de la Isla de Buda, obra que durante muchos años fue la obra emblemática para los ingenieros de caminos del siglo XIX. Para mejorar su conocimiento sobre el tema, el Estado le encomienda visitar faros del extranjero, en Francia, y en Inglaterra, para poder analizar de esta forma sus características técnicas, redactar reglamentos sobre la escuelas de faros, o estudiar el estado de nuestras señales marítimas y analizar posibles reformas. Los faros construidos fueron tres: la Baña (19 metros), el Fangar (8 metros), y el faro de Buda (50 metros de altura), quese convirtió en el más alto del mundo en su género. El 1 de noviembre del año 1864 los tres faros entraron en servicio. La torre metálica de Buda funcionó ofreciendo un servicio perfecto hasta que fue incendiada a finales de la guerra civil, reparándose posteriormente.

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    Su modernidad es patente, no sólo en sus relaciones europeas, viajes, comisiones en el extranjero, informes y memorias de las Exposiciones Universales; sino también en cómo ejerció su profesión, cómo proyectó, promocionó y gestionó determinados trabajos: la resolución de la carretera de Las Cabrillas; su relación a pie de obra con los penados; proyectos de ciudad; la tipificación de obras; el empleo de hierros en faros; sus aportaciones a temas ferroviarios; sus ideas sobre portazgos; sus informes sobre ingeniería civil; la transmisión e imagen de la ingeniería en España; el recurso de la fotografía; sus discursos académicos. Son aspectos que sobrepasan sus funciones técnicas. Esa mirada a la modernidad es un factor en el que hay que detenerse para entender la figura de este gran ingeniero.

 

    Si quieres saber algo más sobre este ilustre ingeniero y arquitecto, recomiendo visitar la siguiente documentación:

http://www.ciccp.es/ImgWeb/Castilla%20y%20Leon/Ingenier%C3%ADa-Humanismo/MemoriaPuentes1844%28III%29.pdf